Para muchos, viajar es tener una larga lista de destinos que deben tacharse. Tomar fotos de los monumentos más importantes, entrar en los museos más icónicos y probar los platos más típicos es ciertamente interesante, pero no equivale a conocer un lugar de profundidad. Interesarse en la cultura local, en el estilo de vida de los habitantes y descansar es imposible con la concepción del turismo tradicional, que implica correr de un punto A a un punto B. A diferencia del slow travel, un modo de viaje que realmente te permite conocer tu destino y desconectar. ¡Descubramos qué es el slow traveling!
En este artículo:
¿Qué es el slow traveling?
El slow travel insta a los viajeros a tomarse su tiempo. No es necesario correr en todas direcciones; vas a tu propio ritmo para descubrir tu destino, lo que también te permite descansar de verdad. Después de todo, ¡estás de vacaciones!
De esta manera, obtienes una comprensión más profunda del lugar que visitas y no solo una visión superficial. Tienes tiempo para conocer bien el sitio, informarte sobre cuestiones sociales, políticas y económicas, aprender más sobre la cultura local y disfrutar de toda la gastronomía.
Otra característica del slow travel: es un estilo de viaje altamente beneficioso para el planeta y las comunidades locales. En efecto, al moverte menos y pasar más tiempo en los mismos sitios, tomas menos aviones y prefieres medios de transporte menos contaminantes como el autobús y el tren.
Además, dado que la duración de tu estancia en un lugar aumenta, gastas más dinero allí, especialmente en tiendas y restaurantes locales. Por lo tanto, contribuyes a la economía local, lo que mejora las condiciones de vida de las comunidades en ese sitio.
Slow travel versus turismo tradicional
El turismo tradicional todavía es el más común, ya que los viajeros solo tienen unos pocos días al año para descubrir el mundo. En consecuencia, van de un punto a otro siguiendo un itinerario preestablecido, utilizando los medios de transporte más rápidos. Visitan cada sitio en unas pocas horas, a lo mejor días, y se centran solo en los monumentos o museos más conocidos.
El slow travel es diferente porque anima a los viajeros a sumergirse en su destino para tomarse el tiempo de vivir como un local. Hace hincapié en conectarse con los habitantes para vivir experiencias únicas, todo mientras se toma el tiempo para saborear cada momento y descansar.
Ventajas del slow traveling
Optar por el slow travel es beneficioso para el planeta y las comunidades locales, y sobre todo para los propios viajeros. Aquí hay una breve lista de los beneficios que el slow traveling puede brindarte:
- Conocer mejor el destino. En lugar de visitar tu destino de vacaciones de manera superficial, tienes tiempo para conocerlo mejor. Esto no se refiere solo a los monumentos o museos, sino que aprendes más sobre la política, la cultura, las condiciones de vida, etc.
- Conocer a gente. Al tener tiempo, estás más abierto a posibles encuentros. Esto te permite experimentar el destino desde adentro, ampliar tu círculo de amigos y crear recuerdos inolvidables.
- Disfrutar del momento. Como no tienes que pensar constantemente en tu itinerario, estás más presente en el momento actual, lo que te permite sentirte más tranquilo y disfrutar plenamente de lo que ves, sientes, saboreas o escuchas.
- Ahorrar dinero. Como viajas menos, tienes tiempo para establecer una rutina real. Por lo tanto, puedes cocinar más y comer menos fuera. Además, puedes evitar el taxi o Uber para usar el autobús u otros medios de transporte locales mucho más económicos.
- Reducir el estrés. El slow travel te da la oportunidad de escuchar tu cuerpo y tu mente. Viajas a tu propio ritmo, haciendo solo lo que te apetece hacer, ya que no tienes una lista de cosas por tachar.
¿Cómo practicar el slow travel?
Lo interesante del slow traveling es que cada persona tiene su propia forma de ponerlo en práctica. Sin embargo, si no sabes por dónde empezar, aquí tienes algunos consejos basados en mi propia experiencia para ayudarte en tu primera vez:
- Crea una lista breve de actividades o monumentos. Por supuesto, vas a querer visitar lugares emblemáticos y probar platos típicos, ¡pero mantén tu lista corta!
- Establece una rutina. Para vivir como un local, es fundamental trasladar la vida que tendrías en casa a tu nuevo destino. Planifica horarios para tus comidas, tus hobbies y tus visitas, y síguelos.
- Vive como un local. Haz tus compras en el mercado local, toma tu café en el mismo bar todas las mañanas, elige el autobús para moverte. De esta manera, te pondrás en la piel de los habitantes de tu destino para descubrirlo con autenticidad.
- Quédate en una casa particular. Nada mejor para ralentizar el ritmo e integrarte que quedarte con los lugareños. También es perfecto para conocer las primeras personas y no sentirte solo.
- Realiza actividades que te ayuden a estar en el momento presente. Cada mañana, por ejemplo, puedes meditar, hacer yoga o hacer journaling para prepararte para vivir el momento presente.
5 ideas de destinos para slow traveling
Claramente, puedes practicar el slow travel en cualquier lugar, ya que se trata principalmente de una mentalidad y de tomar las decisiones correctas para reducir el ritmo. Sin embargo, aquí tienes 5 destinos que te recomiendo para una estancia con el espíritu del slow traveling.
Norte de España
Si te gusta estar en contacto con la naturaleza, el norte de España es perfecto. Reduces la velocidad entre montañas y playas, mientras disfrutas de deliciosos platos elaborados con productos frescos y locales. Asturias, Galicia, Cantabria y el País Vasco son destinos ideales. Las ciudades como Bilbao, A Coruña o Santander también son una buena opción para reducir la velocidad en un entorno urbano.
Estado de Oaxaca
El Estado de Oaxaca es perfecto para aquellos que quieran descubrir una ciudad mexicana típica y pequeños pueblos junto a la playa. En Oaxaca, la gastronomía se expresa en mil deliciosos platos diferentes y el arte tiene un papel extremadamente importante. En la costa, puedes tomarte tu tiempo para vivir junto cerca de la playa en Puerto Escondido o Mazunte, por ejemplo.
Rio de Janeiro
Para aquellos a quienes les gustan las ciudades, pero también los lugares naturales para recargar pilas, Río de Janeiro es una excelente opción. Sus famosas playas y hermosas montañas te permiten desconectar del caos urbano siempre que lo necesites. Además, los brasileños saben cómo tomarse su tiempo para disfrutar de la vida y vivir el momento presente. ¡Solo tendrás que imitarlos!
La Lorraine
A diferencia de otras regiones de Francia, Lorena es una zona poco turística. Sin embargo, esconde una artesanía importante, sitios naturales para recargar pilas y ciudades que tienen mucho que ofrecer en términos de arquitectura, como Nancy o Metz. El ritmo de vida aquí es mucho más tranquilo que en París o Marsella, lo que facilita el slow travel.
Cabo Verde
El archipiélago frente a Senegal también es una excelente opción para practicar el slow traveling. Tomarás tu tiempo para descubrir el país durante largas tardes en la playa, disfrutando de su gastronomía simple pero deliciosa y apreciando la escena cultural. El ritmo tranquilo de los transportes y del servicio te ayudará a sumergirte en el modo de viaje slow.
¿Qué es el slow traveling? Espero haber respondido a esta pregunta y haberte proporcionado las claves principales para probar este estilo de vida en tus próximas vacaciones.
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