Sal es la isla más famosa del país. Cuando uno llega allí, entiende el porqué. Infraestructuras hoteleras, pizzerías, pubs irlandeses, tiendas de suvenires… Todo está hecho para atraer al turista, sobretodo al turista europeo. Para mí, el trayecto desde el aeropuerto hacia el centro de Santa María fue decepcionante, aún más después de la autenticidad de la Isla de Santiago. Pero la solución es alejarse del turismo de sol y playa y explorar lo que se esconde alrededor. En este post te llevo a dar una vuelta en la Isla de Sal, Cabo Verde.
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Santa Maria, la playa
La playa se extiende sobre 8 km. Bares, restaurantes, jet ski, complejos hoteleros… la zona es muy animada. Cerca del pontón de madera, los pescadores se dejan ver en sus barcas. Si te apetece relajarte en la playa y bañarte, que sepas que son zonas muy concurridas. Sin embargo, andando un poco, seguramente conseguirás encontrar un sitio tranquilo. Por cierto, me fui allí en diciembre, en temporada alta. Tal vez, en otro momento hay menos gente. Cuando se acaba el día, la playa se vacía muchísimo ya que las temperaturas bajan bastante y se nota. En cuanto al mar, me pareció muy calma pero el agua era demasiada fría para mí.
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Santa Maria, la ciudad
A primera vista, la ciudad de Santa María parece a cualquiera ciudad turística: restaurantes, pubs, tiendas de suvenires, hoteles a pie de playa… Nada para gustarme. No soy muy fan de los sitios muy turísticos. Por suerte, nuestro alojamiento estaba alejado del centro. Eso fue una oportunidad perfecta para andar en las calles donde van los habitantes, admirar las fachadas coloridas de las calles, comer en pequeños restaurantes baratos pero sabrosos, mirar a los niños jugando en las plazas vacías… Sin embargo, tengo que admitir que la zona turística también tiene sus ventajas y su encanto. ¿A quién no le gusta beber un mojito frente al mar o escuchar un concierto en un pub sorbiendo una cervecita fría?
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Espargos
Espargos es una verdadera ciudad caboverdiana donde disfrutar de unas calles sin turismo. Pero es cierto que no tiene mucho interés al nivel turístico. Dado que el aluguer deja al visitante allí antes de que tome un taxi para para Piedra da Lume, porqué no coger unos minutos para ver la ciudad.
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Pedra de Lume
¡La visita obligatoria durante una estancia en Sal! Pedra de Lume es el nombre que lleva un cráter que está apagado hoy en día. Entramos (después de haber pagado la entrada) por un túnel artificial excavado en 1804. Un paisaje inusual se dibuja. Se distinguen las salinas y unos gigantes de metal que servían a transportar el sal hasta el pueblo y su puerto. Lo que mola, es que se puede bañar en las salinas. Uno flota como en el Mar Muerto, una experiencia muy divertida.
Mientras los demás turistas suben a sus autobuses y furgonetas, decidimos bajar andando para visitar el pueblo. En esta especie de ciudad fantasma, descubrimos edificios oxidados, vacíos y abandonados que servían a la explotación del sal, y unas barcas que yacen en el suelo y debían estar utilizadas por el transporte del precioso ingrediente. Una visita impresionante.
- Palmeira
Después de nuestra visita de Piedra de Lume, es aquí que decidimos almorzar. Este pequeño pueblo nos encantó con sus callecitas coloridas y tranquilas. Pasearse al largo del animado puerto permite observar a los pescadores que trabajan. Es un bonito pueblo donde reina la calma como en el resto del país.
Informaciones útiles
¿Cómo ir a Santa María?
La mayoría de los vuelos internacionales aterrizan aquí. Desde las otras islas, es posible tomar un vuelo interior de la compañía local TACV. Desde el aeropuerto, puedes tomar un taxi a la salida o un aluguer en la carretera principal para ir al centro.
¿Cómo ir a Espargos, Piedra de Lume y Palmeiras?
Nosotros tomamos un aluguer en Santa Maria, que nos dejo en Espargos. Desde aquí, subimos en un taxi para Piedra de Lume. Tomamos el número del taxista para que nos venga a recuperar una vez la visita terminada. Nos llevo a Palmeiras. Desde aquí, cogimos un aluguer hasta Espargos y otro para ir Santa Maria.
¿Visita guiada o no?
Soy una anti visita guiada, aunque a veces me equivoco como fue el caso en Ao Nang, en Tailandia. Durante la visita de Piedra de Lume, vi a mucha gente en visita guiada que solamente visitaba las salinas y se iba en seguida, sin ver el pueblo. Creo de verdad que es una pena. Encontrarse solo en este lugar tan desértico es una experiencia única. Y en Cabo Verde, es muy fácil organizarse una visita por su cuenta.
Aunque mis primeros pensamientos acerca de la isla de Sal fueron negativos, tengo que admitir que me gustó mucho. Solo hace falta dosificar bien los momentos turísticos y los demás algo más auténticos.