Un nómada digital es una persona que trabaja como freelancer o para una empresa de forma remota. Social media manager, profesores de idiomas, diseñadores gráficos o desarrolladores web son algunos de los trabajos que pueden tener. Generalmente, provienen de Estados Unidos y Europa Occidental, aunque cada vez es más común conocer personas de otras partes del mundo. Su capacidad para ganar en monedas como dólares o euros, combinada con la preferencia por destinos donde la vida es más económica, resulta en un poder adquisitivo mucho más importante que él de los lugareños.

Realmente creo que tenemos responsabilidad en la gentrificación, debido a la forma en que actuamos. En lugar de buscar alojamientos a precios justos, simplemente decimos que sí a cualquier cosa que sea ligeramente más barata de lo que pagaríamos en casa. Nos encanta poder tomar un matcha latte en un lugar que se ve exactamente igual que nuestro favorito en casa. Y nos encanta hacer compras en tiendas orgánicas elegantes donde ningún local pone un pie.

Pero, cuando digo «nosotros», tengo que ser justa, este problema realmente concierne a algunos nómadas digitales. Tratan de actuar de manera responsable y tener el menor impacto posible. Como me gusta decir, no todos somos enemigos. Incluso si somos parte del problema, no somos los únicos responsables.

¿Y los nacionales?

Si consideramos el alojamiento, por ejemplo, los lugareños son los que (no hablo de grandes empresas inmobiliarias, por supuesto) establecen los precios en plataformas como Airbnb y deciden fijar los precios altos. Lo entiendo, si quieres ganar dinero y sabes que algunas personas estarán dispuestas a pagarlo, ¿por qué detenerte? Su responsabilidad en la crisis de la vivienda va más allá, dado que prefieren alquilar a turistas o nómadas digitales en lugar de locales. Por consiguiente, están involucrados en la disminución de habitaciones o pisos disponibles para los locales.

Algunos nacionales también están mucho más interesados en gastar dinero en negocios occidentalizados de moda que en comprar productos o alimentos en empresas locales típicas. También hay una cuestión de mayor poder adquisitivo entre los nacionales del mismo país que puede afectar y participar en la gentrificación.

¿Y las grandes empresas?

En muchas ciudades, las grandes empresas inmobiliarias compran varios edificios para hacer una especie de grandes hoteles de Airbnb. También participan en el aumento de los precios y la reducción de opciones de alojamiento para los residentes que no pueden permitirse quedarse en esos lugares y preferirían opciones a largo plazo de todos modos. Cadenas de alimentos, moda u hoteles también tienen un papel en la gentrificación cuando deciden implementar nuevas tiendas en vecindarios que ya están sufriendo con la gentrificación. Tiene sentido, ya que este tipo de negocios no están impulsados realmente por valores éticos.

¿Y los gobiernos?

Los gobiernos de todo el planeta son conscientes de que la crisis de la vivienda es un problema real para sus ciudadanos y cada vez más los previenen de tener condiciones de vida decentes. Sin embargo, muchos de ellos no toman medidas para regular los precios de alquiler o el alquiler de Airbnb. También establecen condiciones para que los nómadas digitales con alto poder adquisitivo se establezcan en su país y a menudo los atraen con una política que no le pide de pagar impuestos.

Y, para mí, ellos son el problema real, porque deberían ser quienes hagan leyes para proteger a sus residentes y darles, al menos, las mismas oportunidades para vivir una vida decente en sus propios países. Si no regulamos el mercado, no importa si los nómadas digitales vienen o no y aceptan pagar precios absurdos, el problema no desaparecerá.